Desde que Paco era un niño, con tan solo nueve años, sabía que quería crearme, convirtiéndose a la edad de 24 años en un artesano de jamones en Bronchales. La familia de Paco tuvo que irse de Brochales, su pueblo natal, como casi todo el mundo en aquella época que vivía en el medio rural, en búsqueda de un mejor futuro. Sin embargo, Paco siempre pedía a sus padres que le dejaran volver a Bronchales, para así poder realizar su sueño.
Cuando Paco quiso crear mi corazón, el secadero de Jamones Brochales, quien tiene la competencia para autorizar mi curación, tuvo que hablar con el Gobierno de Aragón. Una vez les explicó qué era lo que quería hacer y cómo, fue éste el que le definió dentro de la categoría de artesano. Él era el propio sistema de calidad, sus manos y el conocimiento y el arte que había heredado.